Iglesia Parroquial de la Santa Cruz

El templo se ubica en la Plaza Mayor de loa localidad grijotana. Se data en el segundo tercio del siglo XVI y está construido en piedra y ladrillo, la portada está protegida por un pórtico de la misma época. Dispone de una sola
nave, cubierta por bóveda de cañón con yeserías y una torre de piedra, construida en 1890 porJuan de Cuesta, de tres cuerpos situada a los pies del templo. En la iglesia trabajó el arquitecto Bartolomé de Andina y el cantero Pedro Carandil y Sierra. Cabe destacar el Retablo Mayor (segundo tercio del s. XVII). En su banco se representa en relieve a los cuatro evangelistas. En los cuerpos del retablo están las efigies de San Pedro, San Pablo, San Andrés y Santiago. En la hornacina principal se sitúa una imagen de Santa Elena. Además, en el retablo hay un crucifijo y cuatro pinturas sobre el hallazgo de la verdadera Cruz por Santa Elena. Los laterales del templo poseen varios retablos barrocos (S.XVIII), uno de ellos con una escultura de S. Vicente Ferrer de la misma época.

Figura en su entrada la fecha 1633. La iglesia de Grijota tuvo una pequeña capilla dedicada a la Virgen del Rosario que desapareció por colapso estructural en febrero de 2014 y, con ello, se perdió también el retablo de su advocación. (Relata el señor cura párroco que la cosa se veía venir y, un día antes del suceso la virgen dejó caer su corona al suelo. Se percató de ello Don Onésimo y, manos a la obra, salvó las tallas que hoy se conservan en la sacristía).

Órgano Barroco

Grijota se enmarca en la Ruta 2 de la ruta palentina del órgano barroco. Este excepcional instrumento musical se aloja en la parroquia de la Santa Cruz, siendo de gran valor histórico, cultural y patrimonial.

El Órgano fue construido por Pedro Merino de la Rosa en 1731 y tiene una bella caja policromada, con motivos de flores y pájaros. Consta de 21 medios registros que hacen sonar un teclado de 45 notas. Los tubos de fachada están decorados con mascarones. Fue restaurado en el año 1987.

Órgano

RETABLO MAYOR:

Atrae y centra la vista del espectador. El armado sencillo y de líneas verticales, da sensación de monumentalidad y grandeza, ejemplo del contrareformimso de la primera mitad del siglo XVII. La fecha 1676 que figura inscrita en el friso central corresponde a su dorado.

Los retablos siempre tuvieron una función catequética. La formación religiosa se impartía mediante imágenes y pinturas que representan la vida y doctrina de Jesús.

En la parte más baja donde se asienta el retablo denominada banco o predela, figuran en relieve los cuatro evangelistas junto a sus símbolos: un león con San Marcos, un águila con San Juan, un ángel con San Mateo y, un buey con San Lucas. Los cuatro animales son los atributos del propio Cristo que, es al mismo tiempo, hombre en su nacimiento, toro en su muerte, león en su resurrección y águila en su ascensión.

La figura central y protagonista del retablo es la talla de la Emperatriz Elena, con su corona y manto real, sostiene una gran cruz. Gracias al entusiasmo de la Santa Elena que dirigió las excavaciones, después de ímprobos trabajos, encontraron el lugar de la crucifixión donde se hallaba la Santa Cruz.

En todas las pinturas se aprecia la mano del mismo autor que quiso imprimir con dibujo y colorido gran viveza y plasticidad a las escenas: las excavaciones en el Monte Calvario (bajo dcha.), el encuentro de las tres cruces (bajo izda.) y, la aplicación de las cruces a un cadáver (superior izda.) para que Dios manifestase por la resurrección del muerto, cual era la verdadera Cruz en que murió Cristo. Finalmente, en el lienzo superior derecho, encontramos la pintura ecuestre del emperador Constantino, (hijo de Santa Elena), en la batalla junto a sus tropas. Representa la célebre visión del lábaro de la cruz con la inscripción: “in hoc signo vinces” que, significa “con esta señal vencerás”.

En cuanto a las esculturas, se encuentran situadas en hornacinas las tallas de San Pedro y San Pablo en el cuerpo inferior y, en el superior las de San Andrés y Santiago el Mayor: como Grijota venía a ser final de una etapa, en un ramal del camino que enlazaba con Sahagún, los peregrinos deseaban ver la imagen del apóstol como punto de referencia y aliento en su peregrinar.

En el eje central del retablo y debajo de la gran talla de Santa Elena, encontramos la custodia formada por Sagrario y Expositor. Ricas labores de relieves y dorados decoran el exterior. Figura la inscripción “si quis manducaverit” “si alguno comiere”. Un castillete de cúpula central remata el conjunto.

La cima del retablo denominada ático, preside y presenta un Cristo crucificado de bella factura, enmarcado sobre un oscuro y expresivo fondo que representa la ciudad de Jerusalén y, en la parte superior, el sol y la luna oscurecidos por la muerte de Nuestro Señor según la descripción evangélica.

Situados a ambos lados del templo, se encuentran otros retablos de menor tamaño. El dedicado a la vida y milagros de San Vicente Ferrer y, al otro lado, el de iconografía dedicada íntegramente a San Antonio de Padua. Ambos de estilo barroco de mediados del siglo XVIII.

De traza neoclásica, es el Altar de San Isidro situado frente a la entrada al templo.

Finalmente, junto a la sacristía encontramos el dedicado a la Sagrada Familia.